Discurso de la ceremonia del cierre del Máster en Pedagogía Sistémica CUDEC 5ª promoción.

Octubre 2014.

 

Buenos días:

Hoy, mis compañeras y yo cerramos un ciclo… y las emociones que se agolpan en mi corazón tienen un calado especial… aparece la tristeza, pero sobre todo, un inmenso cariño, placer y agradecimiento por haber estado codo a codo con cada una de vosotras estos dos años de formación.

    Cuánto hemos aprendido las unas de las otras en esa escucha activa de respeto y libre de juicio, donde nadie exigía nada a nadie y entonces: crecíamos.  Sin olvidarme por supuesto, de todos los ponentes, la coordinadora y la tutora que nos han facilitado y acompañado en el proceso vital de cada una. 

    Finalizo el Máster con la sensación y el descubrimiento de estar «en la corriente de la vida», donde el Amor fluye cuando estamos en el lugar que nos corresponde… y es que todos lo aquí presentes somos hijos, con el 50% de Papá y 50% de Mamá cuando llegamos a esta vida, por eso es fundamental ampliar la mirada y ver de dónde venimos. 

    Gracias al Máster ahora reconozco y honro a mis padres; ahora ellos pueden mirarme y ver en mis ojos su reflejo.

    El mayor éxito de nuestros padres somos nosotras, ahora nos toca hacer algo bueno con todo lo que hemos recibido de ellos, gracias a su sostén y a su empuje hacia la vida… siempre hacia la vida.

    Para acabar, me permito la licencia de aunar los corazones de todas mis compañeras y despedirme con dos frases:

Como dice Angélica, «cuando celebro el éxito del otro, puedo celebrar el mío»… «Y de la abundancia del corazón habla mi boca», esto dice el mío: Gracias, gracias y gracias…

Marina

Alumna de la 5ª promoción del Máster de Pedagogía Sistémica Cudec.

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