Para lograr un impacto significativo en la educación de los niños, niñas y jóvenes, es fundamental involucrar activamente a sus familias en el proceso educativo.
Investigando sobre este tema en la red, encontramos numerosos estudios y experiencias que respaldan esta premisa. Por ejemplo, investigaciones en el campo de la psicología educativa han demostrado que el apoyo y la participación de los padres en la educación de sus hijos están directamente relacionados con un mejor rendimiento académico, mayor motivación y una mayor autoestima en los estudiantes.
Los niños y niñas en edad escolar pasan un promedio de 8 horas diarias en las instituciones educativa, a veces esto se incrementa con las extraescolares. Y es en la escuela donde muchas veces se muestran los trastornos muchas veces generados en el hogar.
Además, la pedagogía sistémica reconoce que las dinámicas familiares y el estilo de crianza tienen un impacto significativo en el desarrollo socioemocional y en su capacidad para aprender. Por lo tanto, trabajar con los padres y madres no solo implica proporcionarles herramientas y recursos para apoyar el aprendizaje de sus hijos, sino también ayudarles a reflexionar sobre su propio rol como educadores y modelos a seguir.
Los niños y niñas muestran lo que tienen en casa, el escaparate en la escuela.
Angélica Olvera
La ansiedad puede presentarse en forma de miedo o preocupación, pero también puede hacer que los niños estén irritables y enfadados. Los síntomas de la ansiedad también pueden incluir problemas para dormir, además de síntomas físicos como fatiga, dolores de cabeza o dolores de estómago.
Los docentes sabemos que muchas veces los problemas de un estudiante vienen del contexto familiar. Esta evidencia de la que os hablamos a continuación aporta un gran valor a la hora de solucionar alguno de los problemas que podéis percibir en el alumnado: concretamente la ansiedad.
Muchos padres se preocupan por sus hijos.
Algunos entonces vienen hacía mi con sus hijos.
¿Con quién trabajo entonces? Con los padres, naturalmente. Los niños llevan algo por sus padres.
Cuando trabajo con los padres, les va bien a los niños.
-Bert Hellinger
Estudio
Una revisión de 29 investigaciones sobre ansiedad infantil concluye que una buena intervención sobre los padres puede ser más eficaz que la terapia con los propios niños.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Manchester decidió investigar el efecto de intervenir exclusivamente sobre los padres cuando un niño presenta ansiedad. Cuando ocurre esto, parece que es el niño el que tiene que resolver su problema. Pero estos investigadores quisieron averiguar en qué medida la solución al problema está en manos de los padres, que es casi como preguntarse si la ansiedad de un niño puede venir provocada por sus padres.
De ahí que decidieran hacer una revisión sistemática de estudios previos sobre ansiedad infantil en los que se hubieran llevado a cabo intervenciones exclusivamente sobre los padres Identificaron 29 investigaciones publicadas entre 1999 y 2020, en las que habían sido estudiadas 2.916 personas.
Si bien la mayoría de los estudios se centraban en niños y niñas con variedad de diagnósticos de ansiedad, cinco de ellos se centraron en diagnósticos específicos: ansiedad por separación, fobia específica a la oscuridad o mutismo selectivo. Las edades oscilaban entre los 4 y los 17 años. Veintitrés estudios evaluaron una intervención con padres. La duración de la intervención varió de 4 a 22 semanas, siendo la mayoría de ellas de entre 10 y 12 semanas.
La conclusión fue que, en los casos de ansiedad infantil y juvenil, las intervenciones centradas en los padres pueden ser efectivas para reducir los síntomas. Actuar en los padres no sólo funciona, sino que, además, los efectos sobre el menor se notan en menos tiempo que con la terapia centrada en el propio menor.
Hasta la fecha, ésta es la primera revisión sistemática sobre la eficacia de las intervenciones en los padres, en relación con los trastornos de ansiedad de los hijos. Los hallazgos sugieren que las intervenciones realizadas sobre los padres pueden generar resultados positivos para los niños y las niñas.